sábado, 26 de julio de 2025

Viajes. México 10. Puebleando

Relatos breves de un itinerario que abarcó parte del Distrito Federal y ciudades y pueblos de la península de Yucatán entre Cancún y Campeche. Una aproximación a un país exuberante en su historia, su cultura, su geografía y su pueblo (Publicado originalmente en www.vaconfirma.com.ar)



Gerardo Burton

geburt@gmail.com

Es un Nissan Versa de este año, color azul brillante, metálico, que atraviesa la selva yucateca como una lanza. Mientras conduce, Claudia no deja de comentar los sitios, las ruinas, los cenotes. Cada lugar, cada objeto, cada piedra tienen su historia. Ella lo sabe, y Santiago, su hijo, absorbe todo con una mueca de desagrado actuada para mantener la distancia con la madre y sus huéspedes del sur. Cierra los ojos, dormita, pero no se pierde nada del viaje, protegido de cualquier diálogo posible con los auriculares y su música.

Claudia diseña el itinerario según los mejores sitios, al margen del turismo oficial, que indicaría otra cosa: más turistas, más artesanos, más pobladores, pero implicaría contribuir a esa invasión ominosa y prepotente de lugares sagrados otrora y también hoy. En silencio, pueden escucharse las voces antiguas de quienes los fundaron y escribieron sus mensajes en los muros ahora descoloridos, que guardan resabios de rojo. Acaso la permanencia precaria de ese color intente recordar la sangre que regó estas avenidas y las piedras que las circundan. Las esculturas, las estelas observan desde su eternidad fallida el interés de mexicanos, europeos, americanos de todas las Américas, orientales y africanos que circulan sin parar, con sus botellas de agua, sus sombreros de paja y ese andar cansino de explorador del siglo XXI que no convence a nadie.

Claudia ya tiene su rosario de pueblos en la mente y en la planilla que elaboró y discutió en una videollamada: Izamal, Uxmal, Campeche, Valladolid, Mérida. También pueblos pequeños engarzados al costado de la ruta. Exhiben la producción de sus habitantes, que aguardan el paso de los viajantes con la esperanza (y muchas veces, la certeza) de vender y, sobre todo, conversar. El auto enlaza los pueblos de Leona Vicario, una periodista del siglo XIX que financió la guerra por la independencia; Cocoyol; Xcatizn; Chemax; Pisté, Yokdnozot; Uxmal; Ichex; Tikimal y otros. No en ese orden, pero más o menos, dibujando con el recorrido una red en el mapa.

Del mar a la selva, de las ceibas a la plataforma, de los cenotes a las pirámides. Todo: templos, arcos, antiguas viviendas, cocinas, dormitorios entre piedras que semejan animales que semejan dioses. Es la victoria de los vencidos. Hay siempre un camino, lateral o subterráneo que permite la sobrevivencia. ¿No hubo ya bastante resistencia? ¿No hay, en esos colores, que esperan a Gauguin, un más allá implícito?

Mientras Claudia continúa relatando el camino se puede leer o atisbar tras la ventanilla del auto la sucesión de arbustos, árboles achaparrados, aves generalmente solitarias que interrumpen el azul inconmovible del cielo. Es mediodía y una nube puede cruzar allá arriba pero no afecta al azul sostenido hasta el final de la tarde. La ruta es una línea infinita sin límites a los costados y entonces parece que la soledad es el único destino.

Las ruinas hoy son grises con algunos restos de color que perduraron durante siglos. Hay una danza en la brisa, una música en el canto de los pájaros. Un solo foco de resistencia en las miradas de la gente, que cuentan historias de piedras, de ríos, de sonidos.

El Nissan sigue veloz su itinerario al mar, al azul distinto del cielo. Cielo y mar. Sólo azul todo separado por la arena blanca, quieta, una caricia amorosa.

En algunas ciudades hay ley seca. Es una restricción de venta de alcohol en comercios (despensas, kioscos, supermercados) a partir de determinada hora de manera de favorecer el consumo en bares y restoranes. En Mérida es desde las ocho de la noche; en Cancún desde las nueve. Aunque llegues cinco minutos antes a la caja, si la cola se estanca, no podrás llevar la cerveza o el tequila. Sin embargo, siempre hay posibilidades. Un mercado clandestino que ofrece todas las bebidas alcohólicas de cualquier marca: cerveza, whisky, ron, tequila, mezcal, vodka. En fin, cualquier crisis de abstinencia se resuelve, porque los propios vendedores asesoran dónde abastecerse sin problemas.




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