martes, 8 de diciembre de 2009

en el aniversario del asesinato de lennon


a john lennon














en los diarios avisan
balazos en el dakota
el fin de cielos, diamantes
acaso
campos donde buscar salidas
silencios
pasiones sin fin, novelas
de amores suburbanos, sin pretensiones
hasta que el gurú
los cielos
el gurú
dijo que el camino era
hacer de cada uno un tonto
de cada uno
un crucificado, un viejo sin música de flauta
todo ayer
un viejo, un hombre sin lugar ni tierra
pero dejar de ser esclavos, dejar
los cielos sin imagen, los cielos sin horizonte
para un futuro
donde nada, donde el pasado tuviera finales
mientras el futuro llegaba en llamas
con un pastel en llamas como un sueño

en el absurdo bizz
una calesita interminable, una noria
para burros de clase trabajadora inglesa
antes de thatcher, antes de la tercera vía
con cuatro canales rompieron la pared de sonido
no era necesario
perdurar con canciones estúpidas de té y escones
o arcaicos colonizadores de la india, de shanghai, de hong kong

no, no necesitabas eso
para nada
te bastaban attica state, los cerriles irlandeses
la mujer y los negros, y perder fines de semana para hallarte
en un vómito de borracho en un billar
una locura como querer envejecer con ella
ojos de almendra, ojos de horizonte al alba

los tiempos cambian
y nadie, salvo las campanas, tiene memoria
de los esclavos que dieron sangre, sudor y cerveza
antes de la muerte, antes de mark david, el de honolulu, su cazador solitario
antes de la ayuda demasiado tarde

un viajador diurno, de los que llegan
con un porro a la luna, con un toque al cielo
y siempre, siempre con diamantes
y flores de celofán, ¿eh, lucy?, flores en ese río
ese único río
ya no el thames, ya no el mersey
ni siquiera el ganges porque nada es dios
nada, hermano
ni los balazos
ni la artista que te sobrevive
ni jude, ni nadie
es dios
sólo dios, esa línea que se adelgaza
donde tantos cielos estallaron
esa madrugada frente al central park
cuando las puertas no fueron nunca más abiertas

sangre en la madrugada y el periódico
vino a avisar, tarde, de tu muerte
tarde
de aquel bostezo que se iba
hacia el océano de un río recién nacido


burton, septiembre de 2001