martes, 9 de noviembre de 2010

Lectura, poetas y plaqueta



El viernes 12 de noviembre, en el Museo Gregorio Álvarez a las 19.30, será el Tercer Conversatorio de Poetas. Allí, leeré textos de la plaqueta "nube nueve".

domingo, 7 de noviembre de 2010

nube nueve




























gerardo burton





nube nueve






la cebolla de vidrio ediciones





 2010, gerardo burton
dirección electrónica: geburt@gmail.com


ilustración de tapa: “he tried to face reality”, john lennon
burton, gerardo

nube nueve – 1ª. ed. – neuquén: la cebolla de vidrio, 2010. 12 págs. sin foliar 13x21 cm.

1. poesía argentina. CDDA861


gerardo burton nació en buenos aires en 1951.
desde 1986 reside en neuquén. es casado, padre de tres hijos y abuelo de una nieta.
publicó hasta la fecha, en poesía, poemas iniciales (botella al mar, 1979); con la esperanza delante y 18 poemas azules para maría (de la unidad, 1981); los juegos ocultos (la lámpara errante, 1985); infierno sin umbral (1989); aire de penumbras (1995) y radiofotos (2004, los tres en último reino). editó cinco plaquetas: cuatro sonetos (1992); elegía clara (1993); corazón perdido (2002); nunca un bolero (2006) y endecha (2009). su obra poética editada hasta 2004 está recopilada en el volumen obra junta, (municipalidad de Neuquén, 2007).
también publicó en antologías del país y del exterior y participó de festivales, congresos y encuentros de poesía y de literatura.
estudia pintura. es periodista.






nobody sees you when you’re on cloud nine
john lennon





nadie
en la nube nueve
ve
sólo tu espalda
rasca
un puñal
nadie
dibuja sobre
tu espalda
en la nube
desnuda
como la luz


todo recomienza: un
zorzal hacia
el cielo gris
nunca parece suficiente
nunca




flor de damasco
pétalo blanco sobre la herida
pétalos
de dolor en la lluvia
besos furtivos al caer la sombra



beso ese cuerpo
tantas veces besado
beso
ese cuerpo de sombras
beso
un manjar



ácida la fragancia
de esa piel ajada, agrio aire
de mudez en las sombras

dónde buscar que el sexo estalle
dónde la roja carne ardiente
habrá de devorar abismos
para saciarse


huellas de aves en los médanos de su cuerpo
una playa
de curiosos pictogramas
y rupestres gestos de amor en el tiempo



tiembla de deseo
el labio oculto
mientras entre nubes
alguien enciende
alguna hoguera


un bostezo, es el sexo, un
alarde en estas horas
de hastío
algo que ya no se obtiene

no hay mirada, ni canto
sólo el triste amor del anciano
del continente fragmentado, de la
oscura soledad
del lento desvanecer

cartas, palabras,
poemas que abruman





entre la rosa flor del lapacho
y el aire
qué cielo no estará



sueños de sueños, alguien atesora
una soledad de infancia, un riesgo
demorado

se deslizan peldaños abajo
entre nubes de austria
y la magnolia de la recoleta
más allá

¿dónde el cielo del lapacho
y del jacarandá próximo
cuando de sonrisas se trata
de besos
a la hora del ocaso?


sólo un sueño
esa mujer de sol
y lejanías
un laberinto de voces
que construyen paredes y paredes
donde
hubo heridas




aún el chimehuín
susurra dolores con unos labios verdes
hostiles como entonces

las manos deshechas, no más
aferrarse al encantamiento
de la miel oscura, de la sonora
voz que llama, canta

y esta vez no es el chimehuín

no los besos olvidados
tras los árboles del otoño
ni esas noches de desvelo, vigilia inútil
por supuesto, donde
las preguntas ya no arden




pies timonean el lecho
un océano de sábanas e intemperie
cielos oscuros y el ardor
de las pieles al tocarse

es una caricia, el anuncio de la herida
un tacto extendido
hacia el horizonte que bebe la pasión


como pechos se alzan
vientres se funden
en el único abrazo


en la estirada sombra donde nacen
o nacían
besos, danzas de muslos encantados


ahora la luna
establece caminos más arduos
pero de igual premio

un puerto donde estalla
el latigazo en llamas de los sexos



arden los tuétanos aún
antes de que el viento cante con espuelas de sílice
hendiendo las espaldas
de los amantes extenuados

ya no el abrazo

exangües
dos cuerpos que no sacian
sed ni hambre
de sangre, semen y salobre saliva



estalla la sombra
entre aguas verdes y el aire
transparente del alba

fue el murmullo ácido
de madreselvas en madrugada, una
caricia de luz blanca
que enardeció la memoria
de la piel sobre la piel




nunca es el mismo
amor, jamás un espejo
repite el destello

sólo el murmullo de aguas lentas
que hayan acaso
develado sueños, juegos
de olvidadas edades
lamen el sol


los viejos frutos
en la mesa descansan
entre árboles de tilo, y jazmines
que endulzan las frías mañanas


ni esos ojos
miran el mundo

cae el sol
en un estruendo
de cenizas y duraznos

lo castiga entre sollozos
lo odia
parece
y exilia de la piel
todo disfrute

navega
entre el dolor y la espuma

apenas muerde
las márgenes que oscuras
se desvanecieron en la sombra




dedos que pulsan
el mapa del placer
en cada ondulación
de la carne que ama




ahora dormir
como sobre médanos
dejar que el sueño sea viento
y que el océano descubra
el profundo lecho del horizonte

médanos esos pechos en la sombra
premio del sediento
navegante
que entre sábanas encontró mares
y un buque
de salobre carga

amante o marinero, ¿qué más
da? la nave devora
la noche derramada
sobre el dulce azote
del amor final

mientras, la leve línea
escondida, los labios
de la herida tan deseada
descansan en la sombra sin luna
y lamentan los amantes
que la luz ya cercana
los devuelva tan pronto
al vacío de las horas

las palabras siguen
más allá de las voces, anchas
o disfrazadas en el viento

las palabras ya no simulan
amores
ya no más
son el amor mismo, son el
dolor
que desgarra, imperceptible
las horas

una sola palabra, o el silencio
guardan en bolsillos
signos de otros días
que ahora no
nada sirve
salvo
sonidos que de labios
amados
caen sin cesar



la suave arena de los médanos
rubias grietas dibuja

beso cada una con la herida
de mi boca
en busca de otros labios
de selvas y de mares




beso ese cuerpo
tantas veces besado
beso
ese cuerpo de sombras
beso
un manjar




un juego de músculo y tendones
la tensión del nervio
y la fiebre que no calma la saliva

el aire arde entre dos soles
y apenas penetra una brisa de semillas

la rosada pared sólo aguarda
el dulce desmayo
y la tierra, la anciana carne

la seduce
entre calma y desasosiego
entre aires y brisas
que su pasado besan


cae la lluvia sobre el mundo callado
una brisa
apenas caricias, astillas en los ojos
como planetas fuera de órbita

nace del dolor el fuego, esta sed
que viene con el alba
que no puede
aguardar más, tanta lluvia
que ignora
las diversas formas de morir, esos
mundos en que la tierra prepara
la espera



un camino de tilos hacia el sol

la yapa (bonus track)

julia se prepara para salir

la miro peinarse, y sé
que otro la espera
y que es feliz así
y que para eso llegué
a este momento

la miro bella en el espejo
es bella
y la bendigo, aunque no sé
si está bien hacerlo

sospecho que ella
es quien bendice
mi existencia