No esperes, no es aquí que busco la luz
de tus ojos en la sombra enamorada :
ni sueñes que en la playa postergada
halle salvación el naúfrago que tú,
implacable, exiliaste de tu vientre.
Tus pechos ya de arena extenúan
los brazos vencidos en la lucha
por una conquista que nadie merece.
No eres territorio, ni vana lejanía
y no codicio servir alguna monarquía
que establezca en tus ojos su trono.
Luz de tu cuerpo en absurdos rituales
ofrecen los modernos dioses inmorales
escamoteando la muerte entre sollozos.
2
Mar de algas, muerte incierta, tensa
marejada en los labios y en los dientes,
salobre gusto de oscura y demente
travesía hacia una luz que ciega.
Besos de labios como nuevas flores
de tus pechos, laderas vegetales
que habitan en sudores y humedades
alumbrados por nubes en la noche.
Oculto en la penumbra del lecho
un rumor de sábanas, y gemidos
de ropas, disfraces desprendidos
desvanecen ridículos señuelos
y simulan los cuerpos, ya vencidos,
ser uno en el instante fugitivo.
3
No es que no desee de tus labios
el tremular, ni la marea de tu carne,
sólo temo el final que, sin llevarme,
me olvide aunque no haya yo llegado.
Y se buscas mantener ese señuelo
más allá de bramidos y caricias,
habrá un triunfo, y una triste noticia
de soledades, de muerte y destierro.
Abre tus brazos, recibe en tus piernas
la boca furiosa que en tu aire arde
y cae en tu alma, vencida pero plena.
Dulce el combate, el silencio reina,
y el amor, en tus planicies yace
elude esa borrasca que no cesa.
4
Hay caricias de la luz sobre una espalda,
y agua en los pliegues de la carne celeste,
y fuego en el sexo que piernas defienden;
hay también la marea en la orilla calma,
y ojos en la sombra y la boca devora
para colmar un hambre que no se sacia
en cumbres ni en honduras, o anheladas
tibiezas del cuerpo leve que reposa.
Enigmas halla el buscador sorprendido
de mieles, oros y temblores ya perdidos,
es la nave, son las olas y una mujer
que fulgura de noche como estrella
sin eclipse posible, desnuda ella
de esa absurda ilusión de poseer.
© Gerardo Burton - Plaqueta publicada por La cebolla de vidrio ediciones, en Neuquén en enero de 1993
1 comentario:
fijate que en general hacés versos de doce sílabas (algunos de nueve y otros de diez, uno de trece vi).
No te remarco el contenido ni la capacidad. Yo misma no escribiría sonetos (es un formato que no me llega).
Por ahí se te pasaron por alto algunas sinalefas o diéresis.
Saludos.
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