
gerardo burton
nube nueve
la cebolla de vidrio ediciones
2010, gerardo burton
dirección electrónica: geburt@gmail.com
ilustración de tapa: “he tried to face reality”, john lennonburton, gerardo
nube nueve – 1ª. ed. – neuquén: la cebolla de vidrio, 2010. 12 págs. sin foliar 13x21 cm.
1. poesía argentina. CDDA861
gerardo burton nació en buenos aires en 1951.
desde 1986 reside en neuquén. es casado, padre de tres hijos y abuelo de una nieta.
publicó hasta la fecha, en poesía, poemas iniciales (botella al mar, 1979); con la esperanza delante y 18 poemas azules para maría (de la unidad, 1981); los juegos ocultos (la lámpara errante, 1985); infierno sin umbral (1989); aire de penumbras (1995) y radiofotos (2004, los tres en último reino). editó cinco plaquetas: cuatro sonetos (1992); elegía clara (1993); corazón perdido (2002); nunca un bolero (2006) y endecha (2009). su obra poética editada hasta 2004 está recopilada en el volumen obra junta, (municipalidad de Neuquén, 2007).
también publicó en antologías del país y del exterior y participó de festivales, congresos y encuentros de poesía y de literatura.
estudia pintura. es periodista.
nobody sees you when you’re on cloud nine
john lennonnadie
en la nube nueve
ve
sólo tu espalda
rasca
un puñal
nadie
dibuja sobre
tu espalda
en la nube
desnuda
como la luz
todo recomienza: un
zorzal hacia
el cielo gris
nunca parece suficiente
nunca
flor de damasco
pétalo blanco sobre la herida
pétalos
de dolor en la lluvia
besos furtivos al caer la sombra
beso ese cuerpo
tantas veces besado
beso
ese cuerpo de sombras
beso
un manjar
ácida la fragancia
de esa piel ajada, agrio aire
de mudez en las sombras
dónde buscar que el sexo estalle
dónde la roja carne ardiente
habrá de devorar abismos
para saciarse
huellas de aves en los médanos de su cuerpo
una playa
de curiosos pictogramas
y rupestres gestos de amor en el tiempo
tiembla de deseo
el labio oculto
mientras entre nubes
alguien enciende
alguna hoguera
un bostezo, es el sexo, un
alarde en estas horas
de hastío
algo que ya no se obtiene
no hay mirada, ni canto
sólo el triste amor del anciano
del continente fragmentado, de la
oscura soledad
del lento desvanecer
cartas, palabras,
poemas que abruman
entre la rosa flor del lapacho
y el aire
qué cielo no estará
sueños de sueños, alguien atesora
una soledad de infancia, un riesgo
demorado
se deslizan peldaños abajo
entre nubes de austria
y la magnolia de la recoleta
más allá
¿dónde el cielo del lapacho
y del jacarandá próximo
cuando de sonrisas se trata
de besos
a la hora del ocaso?
sólo un sueño
esa mujer de sol
y lejanías
un laberinto de voces
que construyen paredes y paredes
donde
hubo heridas
aún el chimehuín
susurra dolores con unos labios verdes
hostiles como entonces
las manos deshechas, no más
aferrarse al encantamiento
de la miel oscura, de la sonora
voz que llama, canta
y esta vez no es el chimehuín
no los besos olvidados
tras los árboles del otoño
ni esas noches de desvelo, vigilia inútil
por supuesto, donde
las preguntas ya no arden
pies timonean el lecho
un océano de sábanas e intemperie
cielos oscuros y el ardor
de las pieles al tocarse
es una caricia, el anuncio de la herida
un tacto extendido
hacia el horizonte que bebe la pasión
como pechos se alzan
vientres se funden
en el único abrazo
en la estirada sombra donde nacen
o nacían
besos, danzas de muslos encantados
ahora la luna
establece caminos más arduos
pero de igual premio
un puerto donde estalla
el latigazo en llamas de los sexos
arden los tuétanos aún
antes de que el viento cante con espuelas de sílice
hendiendo las espaldas
de los amantes extenuados
ya no el abrazo
exangües
dos cuerpos que no sacian
sed ni hambre
de sangre, semen y salobre saliva
estalla la sombra
entre aguas verdes y el aire
transparente del alba
fue el murmullo ácido
de madreselvas en madrugada, una
caricia de luz blanca
que enardeció la memoria
de la piel sobre la piel
nunca es el mismo
amor, jamás un espejo
repite el destello
sólo el murmullo de aguas lentas
que hayan acaso
develado sueños, juegos
de olvidadas edades
lamen el sol
los viejos frutos
en la mesa descansan
entre árboles de tilo, y jazmines
que endulzan las frías mañanas
ni esos ojos
miran el mundo
cae el sol
en un estruendo
de cenizas y duraznos
lo castiga entre sollozos
lo odia
parece
y exilia de la piel
todo disfrute
navega
entre el dolor y la espuma
apenas muerde
las márgenes que oscuras
se desvanecieron en la sombra
dedos que pulsan
el mapa del placer
en cada ondulación
de la carne que ama
ahora dormir
como sobre médanos
dejar que el sueño sea viento
y que el océano descubra
el profundo lecho del horizonte
médanos esos pechos en la sombra
premio del sediento
navegante
que entre sábanas encontró mares
y un buque
de salobre carga
amante o marinero, ¿qué más
da? la nave devora
la noche derramada
sobre el dulce azote
del amor final
mientras, la leve línea
escondida, los labios
de la herida tan deseada
descansan en la sombra sin luna
y lamentan los amantes
que la luz ya cercana
los devuelva tan pronto
al vacío de las horas
las palabras siguen
más allá de las voces, anchas
o disfrazadas en el viento
las palabras ya no simulan
amores
ya no más
son el amor mismo, son el
dolor
que desgarra, imperceptible
las horas
una sola palabra, o el silencio
guardan en bolsillos
signos de otros días
que ahora no
nada sirve
salvo
sonidos que de labios
amados
caen sin cesar
la suave arena de los médanos
rubias grietas dibuja
beso cada una con la herida
de mi boca
en busca de otros labios
de selvas y de mares
beso ese cuerpo
tantas veces besado
beso
ese cuerpo de sombras
beso
un manjar
un juego de músculo y tendones
la tensión del nervio
y la fiebre que no calma la saliva
el aire arde entre dos soles
y apenas penetra una brisa de semillas
la rosada pared sólo aguarda
el dulce desmayo
y la tierra, la anciana carne
la seduce
entre calma y desasosiego
entre aires y brisas
que su pasado besan
cae la lluvia sobre el mundo callado
una brisa
apenas caricias, astillas en los ojos
como planetas fuera de órbita
nace del dolor el fuego, esta sed
que viene con el alba
que no puede
aguardar más, tanta lluvia
que ignora
las diversas formas de morir, esos
mundos en que la tierra prepara
la espera
un camino de tilos hacia el sol
la yapa (bonus track)
julia se prepara para salir
la miro peinarse, y sé
que otro la espera
y que es feliz así
y que para eso llegué
a este momento
la miro bella en el espejo
es bella
y la bendigo, aunque no sé
si está bien hacerlo
sospecho que ella
es quien bendice
mi existencia