Relatos breves de un itinerario que abarcó parte del Distrito Federal y ciudades y pueblos de la península de Yucatán entre Cancún y Campeche. Una aproximación a un país exuberante en su historia, su cultura, su geografía y su pueblo. (Publicada originalmente en vaconfirma.com.ar)
Gerardo Burton
geburt@gmail.com
Construido como villa de descanso para los virreyes, el castillo de Chapultepec fue también la residencia de Maximiliano de Habsburgo y Carlota durante ese efímero imperio que creó Napoléon en su apogeo hasta que la decadencia simultánea de ambos emperadores, el corso y el austríaco.
A mediados del siglo XIX, convertido en Colegio Militar, su alcázar fue defendido a muerte por jóvenes cadetes cuando Estados Unidos inventó una guerra para mutilarle medio territorio a México.
Queda como cierre de la visita al Museo Nacional de Antropología: es imposible recorrer todo en pocas horas. Los ojos no alcanzan, la memoria se agota; el color, las imágenes, los relatos permanecen ahí, vivos, testigos. Interpelan el presente, profetizan un cierto porvenir. Sólo hay dos certezas: habrá belleza, habrá guerra.
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aquí también
en la selva, en el valle
en los océanos
y la meseta
también, digo, fue la guerra
el padre de todo
semillas y sangre
maíz y sangre
basalto, andesita, granito
y sangre
padre de todo y de todos
padre nuestro
guerra amable, guerra necesaria y fatal
danos hoy
y en la hora
la sangre
de cada día
amén
2
entre quiscales
lo bello amasado
entre el maíz y la sangre
siempre el dolor
de cristos y quetzales
la palabra escrita, el esclavo
anónimo
sus manos, sus hijos
las mujeres sin nombre, sin rostro
siempre el dolor
bordado
esculpido
grandes rocas, estelas monumentales
templos
se necesitan para aplacar
siempre el dolor
dios y los dioses
de esto
no se ocupan
(Escrito a la salida del Museo Nacional de Antropología, antes del palacio de Chapultepec)