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*Con Génesis 1 se pueden establecer dos comparaciones con el poema Enuma Elish, para lo cual hay dos textos reproducidos que pueden ser de utilidad.
*En el caso de Génesis 2, se reproduce un fragmento de Lo sagrado y lo profano, de Mircea Eliade, sobre el concepto mítico del árbol en distintas culturas. También es para ampliar el análisis.
*Sería importante releer el apunte titulado CONCEPTOS DE ANTROPOLOGÍA BÍBLICA y leer el apartado NOTAS COMPLEMENTARIAS que acompaña este apunte.
GÉNESIS 1
1 En el principio creó Dios el cielo y la tierra. 2 La tierra era caos y confusión: oscuridad cubría el abismo, y un viento de Dios aleteaba por encima de las aguas.
3 Dijo Dios: «Haya luz», y hubo luz. 4 Vio Dios que la luz estaba bien, y separó Dios la luz de la oscuridad; 5 llamó Dios a la luz «día», y a la oscuridad llamó «noche». Atardeció y amaneció: día primero.
6 Dijo Dios: «Haya un firmamento por en medio de las aguas, que las separe unas de otras.» 7 E hizo Dios el firmamento; separó las aguas de por debajo del firmamento de las aguas de por encima del firmamento. Y así fue. 8 Llamó Dios al firmamento «cielo». Atardeció y amaneció: día segundo.
9 Dijo Dios: «Acumúlense las aguas de debajo del firmamento en un solo conjunto*, y déjese ver lo seco»; y así fue. 10 Llamó Dios a lo seco «tierra», y al conjunto de las aguas lo llamó «mar»; y vio Dios que estaba bien.
11 Dijo Dios: «Produzca la tierra vegetación: hierbas que den semillas y árboles frutales que den fruto según su especie, con su semilla dentro, sobre la tierra.» Y así fue. 12 La tierra produjo vegetación: hierbas que dan semilla según sus especies y árboles que dan fruto con la semilla dentro según sus especies; y vio Dios que estaba bien. 13 Atardeció y amaneció: día tercero.
14 Dijo Dios: «Haya luceros en el firmamento celeste, para separar el día de la noche, y sirvan de señales para solemnidades, días y años; 15 sirvan también de luceros en el firmamento celeste para alumbrar sobre la tierra.» Y así fue. 16 Hizo Dios los dos luceros mayores*; el lucero grande para regir el día y el lucero pequeño para regir la noche, y las estrellas; 17 y los puso Dios en el firmamento celeste para alumbrar la tierra, 18 para regir el día y la noche y para separar la luz de la oscuridad; y vio Dios que estaba bien. 19 Atardeció y amaneció: día cuarto.
20 Dijo Dios: «Bullan las aguas de animales vivientes, y aves revoloteen sobre la tierra frente al firmamento celeste.» 21 Creó Dios los grandes monstruos marinos y todo animal viviente que repta y que hacen bullir las aguas según sus especies, y todas las aves aladas según sus especies; y vio Dios que estaba bien; 22 Dios los bendijo diciendo: «Sed fecundos, multiplicaos y henchid las aguas de los mares; y que las aves crezcan en la tierra.» 23 Atardeció y amaneció: día quinto.
24 Dijo Dios: «Produzca la tierra animales vivientes según su especie: bestias, reptiles* y alimañas terrestres según su especie.» Y así fue. 25 Hizo Dios las alimañas terrestres según su especie, las bestias según su especie y los reptiles del suelo según su especie: y vio Dios que estaba bien.
26 Dijo Dios: «Hagamos al ser humano a nuestra imagen, como semejanza nuestra; que manden en los peces del mar y en las aves del cielo, en las bestias y en todas las alimañas terrestres, y en todos los reptiles que reptan por la tierra.
27 Creó, pues, Dios al ser humano a imagen suya, a imagen de Dios lo creó, macho y hembra los creó.
28 Después los bendijo Dios con estas palabras: «Sed fecundos y multiplicaos, henchid la tierra y sometedla; mandad en los peces del mar y en las aves del cielo y en todo animal que repta sobre la tierra.»
29 Dijo Dios: «Ved que os he dado toda hierba de semilla que existe sobre la faz de toda la tierra, así como todo árbol que lleva fruto de semilla. Todo ello os servirá de alimento.
30 «A todos los animales terrestres, a todas las aves del cielo y a todos los reptiles de la tierra, a todo ser animado de vida, les doy la hierba verde como alimento.» Y así fue. 31 Vio Dios cuanto había hecho, y todo estaba muy bien. Atardeció y amaneció: día sexto.
GÉNESIS 2
1 Concluyéronse, pues, el cielo y la tierra con todo su aparato, 2 El séptimo día Dios dio por concluida la labor que había hecho; puso fin el día séptimo a toda la labor que había hecho. 3 Después bendijo Dios el día séptimo y lo santificó; porque en él puso fin Dios a toda la obra creadora que había hecho.
4 Ésos fueron los orígenes del cielo y la tierra, cuando fueron creados.
Algunas características
*Este fragmento es de fuente sacerdotal, probablemente escrito por un sacerdote culto en Babilonia, durante el exilio.
*En el principio: estas palabras introducen un mito. Al hebreo no le interesa qué es Dios, sino cómo se relaciona.
*Creación del cielo y la tierra: Dios ordena el caos, en esos consiste la creación
*Observar el uso de las palabras: viento, espíritu, aliento. Son todas traducciones de RUAH
*Atardeció y amaneció: porque el día comenzaba con la salida de la luna. Los ciclos anuales son lunares.
*Esquema de creación: Y dijo Dios/y … se hizo/y vio que era bueno.
*Creación con la palabra y en primera persona del plural: Hagamos
*Imagen y semejanza: hay una referencia a la cultura egipcia. El primer ministro del faraón era “su imagen y semejanza”.
PAUTAS PARA LA INTERPRETACIÓN
*Describan el caos.
*Comparen los versículos 1 y 2 con este fragmento del poema babilónico ENUMA Elish, o poema de la creación, compuesto entre los siglos XVIII y XVII a.C.:
(principio)
Cuando arriba los cielos no habían sido nombrados
(y) la tierra firme abajo no había sido llamada con nombre;
(y) nada sino el Apsu1
primordial, su progenitor,
(y) Mummu
—Tiamat,
la que los dio a luz a todos, sus aguas, como un solo cuerpo, confundían;
(y) los desechos del junco no se habían hacinado, el carrizal no había aparecido; cuando cualesquiera de los dioses no habían sido traídos al ser ni llamados con nombre, no
destinados sus destinos5 entonces sucedió que los dioses fueron formados en el seno de ellas.
*¿Qué estructura tiene el relato de “cada día”
*Gn 1,20-23: el mar como amenaza, lo desconocido y ominoso. Guarida de los monstruos marinos (recuerdo del personaje Tiamat, del poema Enuma Elish. En el contexto hebreo, Tiamat se tradujo como Leviatán).
Comparar estos tres versículos con el fragmento del poema babilónico que se cita a continuación, especialmente lo señalado en negritas. En el relato, el dios que lucha intenta vencer al que está dominando actualmente (es una pelea entre pueblos: los babilonios van a dominar a los sumerios). La lucha es caótica y el Señor intenta dominar y ordenar ese caos. Finalmente, logra vencer a Tiamat -una serpiente mítica-. La referencia a la división de las aguas sobre el firmamento y bajo la tierra está en Gn 1,7. Ver este fragmento:
(conflicto entre Marduk y Tiamat; separación de los cielos y la tierra; las aguas de arriba y las aguas de abajo)
El Señor salió y emprendió su marcha hacia Tiamat, enfurecida, enderezó su rostro. Entre sus labios sostenía un conjuro; una hierba para destruir veneno llevaba apretada en su mano. Entonces a sus lados formaron círculos los dioses, a sus lados formaron círculos; los dioses, sus padres, formaron círculos a sus lados, a sus lados los dioses formaron círculos.
…
En ese momento el Señor, [levantan]do la Tromba, su arma poderosa,
[a] la furibunda Tiamat arrojó la siguiente palabra: “En cuanto a ti, te has elevado, te has enaltecido arrogantemente; has encargado a tu propio corazón de promover conflicto, de tal manera que los hijos rechazan a sus propios padres al mismo tiempo que tú, que los has dado a luz, perjuras el amor.
….
… El Señor desplegó su red para envolverla; al Mal Viento, que detrás de él venía, lo desató contra el rostro de ella. Cuando Tiamat abrió la boca para consumirlo, él introdujo en ella al Mal Viento, de modo que ella no cerró los labios. Al cargar sobre su vientre los vientos impetuosos, su cuerpo se expandió, y su boca quedó ampliamente abierta. Él soltó la flecha, ésta desgarró su vientre, cortó a través de sus entrañas, hendiendo el corazón. Habiéndola subyugado así, extinguió su vida. Derribó su cadáver, y se puso de pie encima de él.
Después de que hubo muerto a Tiamat, la capitana, su banda se demolió, se desmenuzó su tropa; todos los dioses, sus auxiliares, que iban a sus lados, temblando de terror volvían sus espaldas de un lado para otro con el fin de salvar y conservar sus vidas.
…
Entonces el Señor se detuvo en considerar el cadáver, (y) como podría dividir el aborto y hacer de él obras llenas de arte. La separó, como a un molusco, en dos partes; la mitad de ella colocó en lo alto y la desplegó como firmamento, lo señaló mediante barreras y apostó guardias. Les encomendó que no permitiesen escapar a sus aguas. Recorrió los cielos y supervisó las regiones.
*Gn 1,26: el plural se expresa por el término hebreo Elohim, que es una forma plural. Es probable que ese plural incluya al hombre (Adán=hombre, de adam, adamá=tierra. Es un nombre colectivo). Comparar con Gn 5, 1-2: “1b es la lista de los descendientes de Adán: El día en que Dios creó a Adán, lo hizo a imagen de Dios. 2 Los creó varón y hembra, los bendijo y los llamó «Hombre» en el día de su creación”
GÉNESIS 2
4b Cuando Yavé Dios hizo la tierra y el cielo, 5 no había aún en la tierra arbusto alguno del campo, y ninguna hierba del campo había germinado todavía, pues Yavé Dios no había hecho llover sobre la tierra, ni había hombre que labrara el suelo. 6 Pero un manantial* brotaba de la tierra y regaba toda la superficie del suelo. 7 Entonces Yavé Dios modeló al hombre con polvo del suelo*, e insufló en sus narices aliento de vida, y resultó el hombre un ser viviente.
8 Luego plantó Yavé Dios un jardín en Edén, al oriente, donde colocó al hombre que había formado. 9 Yavé Dios hizo brotar del suelo toda clase de árboles deleitosos a la vista y buenos para comer, y en medio del jardín, el árbol de la vida* y el árbol de la ciencia del bien y del mal. 10 De Edén salía un río que regaba el jardín, y desde allí se repartía en cuatro brazos*. 11 Uno se llama Pisón: es el que rodea todo el país de Javilá, donde hay oro. 12 El oro de aquel país es fino. Allí se encuentra el bedelio y el ónice. 13 El segundo río se llama Guijón: es el que rodea el país de Cus. 14 El tercer río se llama Tigris: es el que corre al oriente de Asiria. Y el cuarto río es el Éufrates. 15 Tomó, pues, Yavé Dios al hombre y lo dejó en el jardín de Edén, para que lo labrase y cuidase. 16 Dios impuso al hombre este mandamiento: «Puedes comer de cualquier árbol del jardín, 17 pero no comerás del árbol de la ciencia del bien y del mal, porque el día que comieres de él morirás sin remedio.»
18 Se dijo luego Yavé Dios: «No es bueno que el hombre esté solo. Voy a hacerle una ayuda adecuada.» 19 Y Yavé Dios modeló del suelo todos los animales del campo y todas las aves del cielo y los llevó ante el hombre para ver cómo los llamaba, y para que cada ser viviente tuviese el nombre que el hombre le diera. 20 El hombre puso nombres a todos los ganados, a las aves del cielo y a todos los animales del campo, mas para el hombre no encontró una ayuda adecuada. 21 Entonces Yavé Dios hizo caer un profundo sueño sobre el hombre, que se durmió. Le quitó una de las costillas y rellenó el vacío con carne. 22 De la costilla que Yavé Dios había tomado del hombre formó una mujer y la llevó ante el hombre. 23 Entonces éste exclamó: «Esta vez sí que es hueso de mis huesos y carne de mi carne. Ésta será llamada mujer, porque del varón ha sido tomada.»
24 Por eso deja el hombre a su padre y a su madre y se une a su mujer, y se hacen una sola carne.
25 Estaban ambos desnudos, el hombre y su mujer, pero no se avergonzaban uno del otro.
Algunas características
*Relato yavista. Es anterior al relato de Génesis 1, pues fue redactado probablemente hacia 950 a.C., durante el reinado de Salomón. El escritor yavista refleja la mentalidad popular, la visión de una persona común, de cultura agrícola que, no obstante, recuerda su pasado nómade. El trabajo tiene una valoración superlativa, como actividad transformadora de la naturaleza -dominio- y como mandato divino, que consiste en colaborar en la obra creadora de Yavé.
*El hombre es barro alentado, barro con el aliento soplado por Dios. En Egipto, se consideraba que el aliento de Ra o de Chepre o el padre de los dioses otorgaba vida.
*La creación del hombre se hace a imagen y semejanza de Dios. Tierra más aliento (ruah)
*2,8: los ríos que circundan el Edén: Tigris-Éufrates (Mesopotamia), que nacen en Armenia. Pisón y Guijón son dos ríos desconocidos. El primero está en Javilá, una localidad de la península arábiga, y Kus es un sitio del Alto Egipto.
*2,9: árboles: de la vida (otorga la inmortalidad); del bien y del mal (facultad de legislar). El árbol, además, tiene relación con los mitos de creación y fecundidad, y también con la cruz de Cristo.
*2,5: trabajo
*2,16-17: Es probable que sea una referencia a la actividad legislativa de David como rey, que no fue bien vista por los círculos más ortodoxos del judaísmo, ya que ésa era una prerrogativa de Yavé. La ley ya estaba redactada, y la había recibido Moisés en el Sinaí.
*2,18: ayuda para el hombre (recordemos que todavía Adán es TODOS los hombres, TODAS las mujeres. No es un nombre aún). Dios utiliza la tierra (arcilla) para crear, pero el hombre (TODOS los hombres, TODAS las mujeres) dan el nombre, denominan. El oficio es también el nombre.
*2,21: la mujer, Eva (madre de los vivientes) es el SUEÑO del varón. En 2,24 establece la relación conyugal como fundamental, dado que supera la relación (y la obligación) filial.
*2,25: desnudez: no tiene el concepto victoriano del pudor, sino la desprotección, la vulnerabilidad propia de quien nada posee, de quien está reducido a la pobreza y aun a la esclavitud.
PAUTAS PARA EL ANÁLISIS
*Estilo del relato: a quién se dirige. Cuáles son los términos más sobresalientes.
*Método de creación: aliento, tierra
*Función de la palabra: en Dios y en Adán. ¿Qué es nombrar?
*Ubicación del Edén
*Árboles en el Edén. Qué significan. Qué significa el árbol en otras culturas.
Aquí, un fragmento de Lo sagrado y lo profano, de Mircea Eliade
SIMBOLISMO DEL ÁRBOL CÓSMICO Y CULTOS DE LA VEGETACIÓN
Como acabamos de ver, los mitos y los ritos de la Tierra-Madre expresan ante todo las ideas de fecundidad y de riqueza. Se trata de ideas religiosas, pues los múltiples aspectos de la fertilidad universal revelan, en suma, el misterio del parto, de la creación de la Vida
Pues la aparición de la Vida es, para el hombre religioso, el misterio central del Mundo.
Esta Vida «viene» de alguna parte que no es este mundo y, finalmente, se retira de aquí abajo y «se va» hacia el más allá, se prolonga misteriosamente en un lugar desconocido, inaccesible a la mayoría de los vivos. La vida humana no se siente como una breve aparición en el Tiempo, entre dos nadas; está precedida de una preexistencia y se prolonga a una posexistencia. Muy poco es lo que se sabe de estas dos etapas extraterrestres de la vida humana, pero se sabe al menos que existen. Para el hombre religioso, la muerte no pone, por tanto, un término definitivo a la vida: la muerte no es sino otra modalidad de la existencia humana.
Todo esto está por lo demás «escrito en clave» en los ritmos cósmicos: no hay sino descifrar lo que el Cosmos «dice» en sus múltiples modos de ser para comprender el misterio de la Vida. Ahora bien, una cosa parece evidente: que el Cosmos es un organismo vivo, que se renueva periódicamente. El misterio de la inagotable aparición de la Vida es solidario de la renovación rítmica del Cosmos. Por esta razón se concibe al Cosmos bajo la forma de un árbol gigante: el modo de ser del Cosmos, y en primer lugar su capacidad de regenerarse sin fin, se expresa simbólicamente en la vida del árbol.
Hay motivos, sin embargo, para hacer notar que no se trata de una simple transposición de imágenes de la escala microcósmica a la escala macrocósmica. En tanto que «objeto natural», el árbol no podía sugerir la totalidad de la vida cósmica: al nivel de la experiencia profana, su modo de ser no abarca totalmente el modo de ser del Cosmos en toda su complejidad. Al nivel de la experiencia profana, la vida vegetal no revela más que una serie de «nacimientos» y de «muertes». Es la visión religiosa de la Vida lo que permite «descifrar» en el ritmo de la vegetación otras significaciones y, en primer lugar, ideas de regeneración, de eterna juventud, de salud, de inmortalidad; la idea religiosa de la realidad absoluta se expresa simbólicamente, entre otras tantas imágenes, con la figura de un «fruto milagroso» que confiere a la vez la inmortalidad, la omnisciencia y la omnipotencia, fruto que es susceptible de transformar a los hombres en dioses.
La imagen del árbol no se ha escogido únicamente para simbolizar el Cosmos, sino también para expresar la vida, la juventud, la inmortalidad, la sabiduría. Junto a los árboles cósmicos como Yggdrasil de mitología germánica, la historia de las religiones conoce árboles de Vida (por ejemplo, Mesopotamia), de Inmortalidad (Asia, Antiguo Testamento), de Sabiduría (Antiguo Testamento), de Juventud (Mesopotamia, India, Irán), etc. Dicho de otro modo: el árbol ha llegado a expresar todo lo que el hombre religioso considera real y sagrado por excelencia, todo cuanto sabe que los dioses poseen por su propia naturaleza y que no es sino rara vez accesible a individuos privilegiados, héroes y semidioses. También los mitos de la búsqueda de la inmortalidad o de la juventud ponen en primer plano un árbol de frutos de oro o de follaje milagroso, árbol que se encuentra «en un país lejano» (en realidad, en el otro mundo) y que está defendido por monstruos (grifos, dragones, serpientes). Para coger los frutos hay que enfrentarse con el monstruo guardián y matarlo; hay que soportar, por tanto, una prueba iniciática de tipo heroico: el vencedor adquiere por la «violencia» la condición sobrehumana, casi divina, de la eterna juventud, de la invencibilidad y la omnipotencia.
Son los símbolos de esa índole, el del Árbol cósmico o de la Inmortalidad o de la Ciencia, los que expresan con su máximo de fuerza y claridad las valencias religiosas de la vegetación. Dicho de otro modo: el árbol sagrado o las plantas sagradas revelan, una estructura que no es evidente en las diversas especies vegetales concretas. Como ya habíamos observado, es la sacralidad la que desvela las estructuras más profundas del Mundo. El Cosmos se presenta como un «mensaje cifrado» únicamente desde una perspectiva religiosa. Pues es el hombre religioso a quien los ritos de la vegetación revelan a la vez el misterio de la Vida y de la Creación, y el de la renovación de la juventud y la inmortalidad. Podría decirse que todos los árboles y plantas que se consideran sagrados (por ejemplo, el arbusto ashvatha en la India) deben su situación privilegiada al hecho de encarnar el arquetipo, la imagen ejemplar de la vegetación. Por otra parte, es su valor religioso lo que hace que una planta se cuide y se cultive. Según ciertos autores, todas las plantas cultivadas actualmente se consideran en un principio como plantas sagradas.
Los llamados cultos de la vegetación no dependen de una experiencia profana, «naturalista», en relación, por ejemplo, con la primavera y el despertar de la vegetación.
Antes bien, es la experiencia religiosa de la renovación (recomienzo, recreación) del Mundo lo que precede y justifica la valoración de la primavera como resurrección de la Naturaleza. Es el misterio de la regeneración periódica del Cosmos lo que ha fundamentado la importancia religiosa de la primavera. Por otra parte, en los cultos de la vegetación no es siempre el fenómeno natural de la primavera y de la aparición en la vegetación lo que importa, sino el digno prenunciador del misterio cósmico. Grupos de jóvenes visitan ceremonialmente las casas del pueblo y enseñan una rama verde, un ramo de flores, un pájaro, Se trata del signo de la inminente resurrección de la vida vegetal, el testimonio de que el misterio se ha cumplido, de que la primavera no tardará en venir. La mayoría de estos ritos tienen lugar con anterioridad al «fenómeno natural» de la primavera.
NOTAS COMPLEMENTARIAS
* En el idioma hebreo las palabras tienen, a veces varios sentidos diversos. Por ejemplo, “ruah” puede significar viento, brisa, soplo, eliento, vida, fuerza, movimiento, espíritu.
En la Biblia se juega continuamente con los varios sentidos de las palabras. Por ejemplo, en Génesis 1,2 se dice que “el espíritu de Dios flotaba sobre las aguas”. Pero ese versículo puede, en hebreo, significar también “y un viento fuerte soplaba sobre las aguas”, porque la expresión “rúah Elohim” puede significar “el Espíritu de Dios” y también "un viento fuerte”.
* En Israel y, por lo tanto en la Biblia, el nombre no era algo puramente convencional. Entre el nombre y quien lo llevaba existía una relación esencial. Para un judío la persona existe en el nombre que lleva y, por consiguiente, el nombre contiene una afirmación sobre la naturaleza o la cualidad de quien lo lleva. Conocer el nombre de una persona es conocer su intimidad, penetrar su carácter y destino, tener poder sobre ella de alguna manera. Por eso Dios se niega dar su nombre a Moisés cuando éste se lo pregunta en el desierto (Éxodo 3, 13-14) y le responde: "Yo soy el que soy"; ningún hombre puede pretender tener el más mínimo poder sobre Dios. Por eso prohíbe utilizar su nombre (Éxodo 20,7; Deuteronomio 5,11).
En el original hebreo el nombre de Dios se escribe con cuatro consonantes (Y H W H), lo que se llama el sagrado tetragrama, pero no se pronunciaba, por respeto, y se sustituía por Adonay (Mi Señor), Elohim (Creador, omnipotente y misterioso, dios), Elyon (Altísimo), El-Sayad (Omnipotente). Con el tiempo se le añadieron vocales para poder traducirlo a otras lenguas, de modo que la pronunciación más exacta es Yavé. La palabra Jehová procede sólo de la traducción que la Biblia protestante de Casiodoro de Reina y Cipriano de Valera hicieron de la Biblia de Lutero al castellano.
* Poner el nombre a algo significa asignarle un oficio. Cuando en el Génesis (2,19-20) el hombre da nombre a todos los animales de la tierra, lo que se está queriendo decir es que él está actuando como señor de ellos en nombre de Dios, como lugarteniente de Dios.
* La mentalidad israelita era una mentalidad nómada; para cualquier nómada hay algo en el mundo que es más importante que el oro: es la palabra. Precisamente porque la palabra es el oro de los orientales, los tesoros de la poesía y de la Palabra de Dios, comunicada de padres a hijos, tenían una importancia infinita para el israelita. Para una persona de mentalidad nómada sólo existe el arte de la palabra porque en el desierto o mientras se transita no existe ninguna posibilidad de pintar, esculpir, construir edificios. Por eso la palabra hace, para el israelita, las veces de todas las artes.
Para un judío, quien domina la palabra no es una persona cualquiera. Esa persona es un sacerdote, un curandero, un árbitro, un sabio, un profeta, un jefe; Dios habla por medio de él. Esa persona es omnipotente, puede curar o matar, traer la alegría o la tristeza, desencadenar la cólera, la venganza o la guerra por medio de la palabra. Quien domina la palabra puede suscitar la tranquilidad del espíritu, la amistad, el amor y la paz, puede entusiasmar o desmoralizar. En resumen: quien domina la palabra se vuelve un personaje sagrado. Todos los jefes de tribu, tenían, para poder ejercer su autoridad, el don de la elocuencia. En hebreo "nasi" (príncipe) es el equivalente a “orador”.
La caída.
3 1 La serpiente* era el más astuto de todos los animales del campo que Yavé Dios había hecho. Dijo a la mujer: «¿Cómo os ha dicho Dios que no comáis de ninguno de los árboles del jardín?» 2 Respondió la mujer a la serpiente: «Podemos comer del fruto de los árboles del jardín. 3 Mas del fruto del árbol que está en medio del jardín, ha dicho Dios: No comáis de él, ni lo toquéis, so pena de muerte.» 4 Replicó la serpiente a la mujer: «De ninguna manera moriréis. 5 Es que Dios sabe muy bien que el día en que comáis de él se os abrirán los ojos y seréis como dioses*, conocedores del bien y del mal.» 6 Como viese la mujer que el árbol era bueno para comer, apetecible a la vista y excelente para lograr sabiduría, tomó de su fruto y comió. Después dio también a su marido, que igualmente comió. 7 Entonces se les abrieron a ambos los ojos y se dieron cuenta de que estaban desnudos*; y, cosiendo hojas de higuera, se hicieron unos ceñidores.
8 Oyeron luego el ruido de los pasos de Yavé Dios que se paseaba por el jardín a la hora de la brisa, y el hombre y su mujer se ocultaron de la vista de Yavé Dios por entre los árboles del jardín. 9 Yavé Dios llamó al hombre y le dijo: «¿Dónde estás?» 10 Éste contestó: «Te he oído andar por el jardín y he tenido miedo, porque estoy desnudo; por eso me he escondido.» 11 Él replicó: «¿Quién te ha hecho ver que estabas desnudo? ¿Has comido acaso del árbol del que te prohibí comer?» 12 Dijo el hombre: «La mujer que me diste por compañera me dio del árbol y comí.» 13 Dijo, pues, Yavé Dios a la mujer: «¿Por qué lo has hecho?» Contestó la mujer: «La serpiente me sedujo, y comí.»
14 Entonces Yavé Dios dijo a la serpiente:
«Por haber hecho esto,
maldita seas entre todas las bestias
y entre todos los animales del campo.
Sobre tu vientre caminarás,
y polvo comerás
todos los días de tu vida.
15 Enemistad pondré entre ti y la mujer,
entre tu linaje y su linaje:
él te pisará la cabeza
mientras acechas* tú su calcañar.»
16 A la mujer le dijo*:
«Tantas haré tus fatigas
cuantos sean tus embarazos:
con dolor parirás los hijos.
Hacia tu marido irá tu apetencia,
y él te dominará.»
17 Al hombre le dijo: «Por haber escuchado la voz de tu mujer y comido del árbol del que yo te había prohibido comer,
maldito sea el suelo por tu causa:
sacarás de él el alimento con fatiga todos los días de tu vida.
18 Te producirá espinas y abrojos,
y comerás la hierba del campo.
19 Comerás el pan con el sudor de tu rostro,
hasta que vuelvas al suelo,
pues de él fuiste tomado.
Porque eres polvo y al polvo tornarás.»
20 El hombre llamó a su mujer «Eva», por ser ella la madre de todos los vivientes*. 21 Yavé Dios hizo para el hombre y su mujer túnicas de piel y los vistió. 22 Se dijo Yavé Dios: «¡Resulta que el hombre ha venido a ser como uno de nosotros, en cuanto a conocer el bien y el mal*! Ahora, pues, cuidado, no alargue su mano y tome también del árbol de la vida y comiendo de él viva para siempre*.» 23 Así que lo echó Yavé Dios del jardín de Edén, para que labrase el suelo de donde había sido tomado. 24 Tras expulsar al hombre, puso delante del jardín de Edén querubines* y la llama de espada vibrante, para guardar el camino del árbol de la vida.
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